La situación de despoblación de las áreas rurales que vive nuestro país es grave, España vive en un desequilibrio territorial muy grande. El 42% de los municipios españoles pertenecen a lo que llamamos la España vaciada y en ellos viven casi 1,2 millones de la población española. Actualmente se están uniendo fuerzas para reivindicar unos servicios acordes a los nuevos tiempos y evitar así una problema mayor y el abandono de los pueblos por falta de soluciones.
A raíz de la pandemia se han iniciado y retomado muchas acciones que ponen el foco en lo rural. La Covid-19 trajo el aumento del teletrabajo y la necesidad de escapar de la ciudad. Decenas de miles de españoles optaron por migrar hacia áreas menos pobladas como son los pueblos, buscando una mayor calidad de vida, espacios abiertos y menor riesgo de contagio. Muchos encontraron allí la tranquilidad y comodidad que cada vez más personas demandamos. Pero la digitalización forzada también ha generado una brecha digital enorme en estas áreas y es vital invertir en telecomunicaciones para disminuirla.
El pueblo nos ofrece lo que la ciudad no puede darnos pero con un hándicap importante, la mala conexión y la falta de tecnología. La lucha por la digitalización en los municipios rurales es muy importante para que puedan crecer y desarrollarse. Es bonito pensar que la tecnología y sus avances puedan acercarnos a una vida más rural, a revertir el fenómeno de la España vaciada y a que digamos “me vuelvo al pueblo”.
No es que la tecnología sea una solución para todos los problemas de las áreas rurales pero bien aplicada, es un gran agente de cambio y un movilizador muy importante para solventar la despoblación.
La pandemia ha servido para demostrar que el medio rural puede tener un papel protagonista en el desarrollo económico del país. Ahora es el momento de aplicar acciones por parte de las empresas públicas y privadas para acercar y adaptar el ámbito digital al ámbito rural.
El foco principal ha estado durante décadas centrado en las grandes urbes y eso ha provocado que en otras zonas se abandonen servicios esenciales como la sanidad o la educación. Una situación que ahora puede cambiar si la tecnología entra en estos territorios. Una buena conexión daría muchas oportunidades. Puede ser un factor que contribuya a mejorar las posibilidades de trabajo en zonas rurales, mejorar la atención de las personas mayores que viven en ellas o mejorar el conocimiento de sectores como el turismo rural. También puede contribuir a mejorar la atención sanitaria y que sea más efectiva o ayudar a que las administraciones simplifiquen gestiones y reducir los desplazamientos obligados a las ciudades.
Estamos en un momento de despliegue, donde las grandes compañías están manos a la obra, consiguiendo mejorar coberturas e incorporar la fibra a localidades antes olvidadas. También la incorporación del 5G en áreas rurales traerá consigo la mejora de infraestructuras.
La tecnología bien implementada, es una forma de dar acceso a la digitalización de forma justa y equitativa. Y juega un papel fundamental para ayudar a cerrar esa brecha y conseguir que las áreas de España menos pobladas sean un lugar de acogida para familias y empresas, donde se genere riqueza y futuro.
Sin una buena red de telecomunicaciones, la España vaciada está condenada a morir poco a poco, la revolución de la fibra óptica y el 5G permite desarrollar, aplicar el internet de las cosas a actividades rurales como:
La ‘agricultura de precisión’ donde gracias a sensores y drones, los agricultores tienen un mayor control de sus explotaciones y puede optimizar el regadío.
El comercio online de proximidad creando marketplaces con los que acercar la producción local a compradores que cada vez más, valoran esta opción por el menor impacto que tiene en términos medioambientales.
La sanidad, ofreciendo el servicio de telemedicina, realizando consultas a distancia. Con este sistema se evita que los vecinos recorran decenas de kilómetros para obtener una asistencia básica sanitaria.
Es evidente que aún queda mucho camino por recorrer y que apenas la transformación digital en estas zonas está empezando, pero estas actividades son un ejemplo de cómo dar soluciones digitales a problemas muy reales.
El comercio sostenible, la agricultura ecológica, el desarrollo de plataformas de inteligencia agrícola y ganadera, las mejoras de la calidad de la asistencia sanitaria y de los servicios públicos y la educación. Todas estas actividades son laces para frenar el éxodo rural y una gran oportunidad para el desarrollo económico y la creación de empleos a través del emprendimiento.
Dentro de esta perspectiva hay que destacar el compromiso con el medio rural de las grandes compañías telefónicas de nuestro país. Existen pactos digitales y se espera que para 2025 la fibra óptica cubra el cien por cien de nuestro país y esté implantada, en gran medida, la tecnología 5G.
La España rural necesita el empujón de todas las instituciones y empresas y acciones reales en busca de una sociedad más sostenible, justa, inclusiva y digital.
Si bien es cierto, que hay que tener en cuenta los desequilibrios determinantes en el acceso a la tecnología que en estas zonas se hacen críticos como la edad, el nivel de estudios o la renta. Ahí es donde está el gran reto para que cada vez más personas puedan aprovechar las ventajas de la digitalización.
Se hace necesario educar en esta materia y es tan importante dar herramientas como enseñar a usarlas. Es por ello que también son necesarias las iniciativas de formación en materias digitales.
Aún queda un gran camino por recorrer para hablar de una verdadera transformación digital pero cada vez más, vemos cómo la tecnología, se abre paso en el medio rural, llegando a los rincones más escondidos de España, dando acceso a soluciones digitales y permitiendo a las áreas rurales ser entornos de innovación y emprendimiento.
Y podemos estar a favor o en contra de la digitalización pero lo que sí es cierto es que nos ofrece una serie de opciones que pueden mejorar nuestra calidad de vida en los entornos rurales y poder vivir así, un nuevo panorama ‘digitalorural’.